Historia

Fundación del Asilo de Ancianos “LA VOZ DEL PRÓJIMO”

Los hermanos y las hermanas de la Orden Franciscana Seglar, también conocida como Tercera Orden de San Francisco, que se encuentran dispersos en fraternidades en varios municipios del Departamento de Chiquimula, Oriente de Guatemala, han definido una de las particularidades de su apostolado dedicándose al cuidado del adulto mayor, específicamente a ancianos y ancianas desamparados, sin hogar y sin familia que responda por ellos; recogidos de áreas marginales y otros deambulando de un lado para otro.

¿Cómo surgió la idea de construir el Asilo de Ancianos?

Fue una calurosa mañana del mes de marzo de 1982, cuando un grupo de hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar que recorrían los barrios bajos de la ciudad de Chiquimula, acompañados del Padre Juan Bartnowski Ofm.Cap. que nos brindaba los servicios de asistencia espiritual, actividad que se desarrolló más de una vez con la finalidad de visitar enfermos y llevarles la santa comunión. Estos recorridos pusieron al descubierto la situación infrahumana en que vivían ancianos y ancianas que por no tener una familia, un hogar ni vivienda, sobrevivían amparados en la caridad pública.

Este fenómeno social fue impactante para nosotros que estábamos deseosos de ofrecer nuestro tiempo libre a las obras de caridad, a pesar de que no contábamos con recursos económicos para tal fin, creemos que éramos movidos por mociones del Espíritu Santo y por sensibilidad social.

En más de una ocasión, encontramos en las calles, ancianos deambulando con un costal en el hombro, revelando estado de desnutrición, anemia acentuada y con artritis, su aspecto personal en total abandono y a nuestras preguntas contestaban que ellos no tenían sitio fijo ni para dormir ni para comer; comían donde les regalaban algo y dormían donde les entraba la noche; a otros los encontramos pidiendo posada en corredores de casitas sencillas y dormían en el suelo.

En una ocasión, el Padre Juan, capuchino conocido por la ciudad chiquimulteca como el Padre Juanito, llamó al Consejo de la Orden Franciscana de la ciudad de Chiquimula, cuyo Ministro era el hermano Antonio de Jesús Martínez Ofs. Al Consejo de la Fraternidad de Maraxcó, cuyo Ministro era el hermano Biviano Mateo Ofs. Y al Consejo de la Fraternidad de San José La Arada, cuyo Ministro era el hermano Delfino López Alonzo Ofs. Para una toma de decisiones, ocasión en que también tuvieron destacada participación las hermanas Lubia Audelma Menéndez de López Ofs. De la Fraternidad de San José La Arada y la hermana Rosa Linda Villeda de Martínez Ofs. de la Fraternidad de Chiquimula. El Padre Juan expuso que era alarmante la situación infrahumana en que vivían muchos ancianos y ancianas en la ciudad de Chiquimula y propuso que era urgente la creación de un asilo para ancianos que especifique sus servicios para ancianas y ancianos desamparados que viven extrema pobreza, sin hogar, sin vivienda y sin familia que responda por ellos. Que si estábamos dispuestos a unificar esfuerzos con él, a como fuera posible, se podía construir un asilo y que vendría a constituir el centro de apostolado para la Orden Franciscana Seglar en el Departamento de Chiquimula.

Siguió exponiendo que él no tenía dinero ni los recursos necesarios para una obra de esta naturaleza pero que tuviéramos fe que la Divina Providencia nos asistía desde el principio hasta las dimensiones que fuera tomando este servicio con el correr de los años.

Sabedores que ni él ni nosotros contábamos con los recursos necesarios y ni teníamos experiencia en este tipo de servicios, no dejamos de sentirnos sorprendidos y hasta cierto punto, asustados. Le preguntamos sobre sus ideas, en cuál de las tres comunidades ahí representadas se construiría el asilo y ´´el contestó que la Fraternidad que proporcionara el terreno con las dimensiones necesarias y el ambiente que se requería para este tipo de servicios, ahí se construiría el Asilo.

No se trataba de una competencia, pero nos emocionó la idea; don Tono Martínez propuso una de sus casas, pero la oferta no fue bien recibida porque no reunía las calidades ni las dimensiones necesarias. La Fraternidad de Maraxcó no respondió y la Fraternidad de San José La Arada, consiguió el terreno comprando algunos lotes y otros lotes fueron donados hasta conseguir las dimensiones necesarias; al Padre Juan le gustó la ubicación, la dimensión suficientemente amplia y se determinó la construcción del Asilo en la población de San José La Arada. Como podemos ver, lo que importaba no era el lugar donde se construyera el asilo, lo que importaba era su creación. Todos comprendimos que era una moción del Espíritu Santo; comprendíamos la seriedad del compromiso que estábamos asumiendo, no solo por la magnitud del presupuesto financiero sino también lo que iba a significar el funcionamiento, la vocación que esta labor exigía y el sostenimiento en general.

El Asilo de Ancianos se encuentra ubicado en la Colonia Las Brisas, pero en ese tiempo no existía tal colonia era un despoblado y matorrales pero casualizó que cuando pensábamos en la creación del Asilo, estaban lotificando todo el terreno y fue así como llegamos a tiempo. Don Jorge Mario Chigua donó mil quetzales, don Napoleón Calderón Arrué, donó doscientos y proporcionaba la cal cuando se solicitaba; don Antonio de Jesús Martínez y señora donaron trescientos, la fraternidad de la Orden Franciscana Seglar de San José La Arada, donó trescientos y el Padre Juan Bartnowski donó seiscientos; fue así como se completó el dinero para adquirir la cantidad de lotes que eran necesarios para la obra que ahora contemplamos en funcionamiento y evolución.

¿Cómo se logró la construcción?

Nuestra convicción nos dice que en esta obra se movió el Espíritu Santo, pues como ya quedó dicho, no contábamos con el dinero necesario.

En ese entonces se había comenzado a construir el gimnasio de Chiquimula, los directivos comprobaron que aquella construcción iba defectuosa y debía ser demolida. Solicitamos el material que podía prestar utilidad, ellos gentilmente lo cedieron, muchas personas se ofrecieron para ir a brindar sus servicios; recogieron el block que estaba entero y le rasparon la mezcla, recogieron el hierro que se podía usar y le rasparon el cemento.

El Gobernador Departamental era el Prof. Raúl Humberto Suchini López (miembro directivo pro construcción del gimnasio), el Alcalde municipal era el perito contador Víctor Morales y el Vice Alcalde era el Perito Contador Arnaldo Miranda Moscoso, ellos proporcionaron transporte para que esos materiales fueran trasladados a San José La Arada. La Zona Militar de Chiquimula colaboró con mano de obra enviando albañiles; también envió comisionados militares, además donó un lote de catres de lona para iniciar el funcionamiento del Asilo.

El hermano Pedro Zacarías Ofs. Fue el encargado de la construcción y diseño; él organizó un grupo de albañiles y los concientizó para que vinieran los fines de semana a donar mano de obra. La cooperación de ellos fue durante los sábados y domingos. La Fraternidad de la Orden Franciscana Seglar de la localidad, buscaba recursos financieros y las hermanas mujeres cocinaban, algunas hasta acarreaban materiales de construcción de un punto hacia otro; la Cooperativa Agrícola Chiquimuljá R.L. ayudó económicamente y esporádicamente lo hace aún. El Obispo de Zacapa Monseñor Rodolfo Quezada Toruño también brindó su apoyo que fueron los primeros quinientos blocks que se recibieron, el Padre José Antonio Márquez Pavón, en su calidad de Administrador de Cáritas Arquidiocesana, ayudó con Víveres, un lote de camas y sillas de ruedas y otras cosas.

Estamos seguros que hubo más instituciones, personas y entidades que también brindaron su ayuda y esperamos que el Altísimo les favorecerá con sus bendiciones.

¿Cómo se define la proyección del Asilo de Ancianos?

Poco más o menos en el mes de septiembre del año 1984, el Asilo de ancianos presenta ya las primeras posibilidades de ser habitado; se hacía necesario definir su proyección y las particularidades de sus servicios, además, era necesario ponerle nombre. Entre las propuestas y análisis de los nombres que se proponía, se acordó nombrarlo como Asilo de ancianos “La Voz del Prójimo” y así se quedó.

Definir su función y su proyección no generó dificultad, pues era un sentir generalizado que esta casa de beneficencia se dedicara a la atención gratuita de ancianas y ancianos desamparados que no tienen familia, no tienen hogar, no tienen quien responda por ellos y así quedó definido.

Más tarde se dispuso elaborar estatutos que sirvieran de normativa para que la proyección, la función, la filosofía de sus servicios, no fueran a cambiar de rumbo por una u otra razón.

En los primeros estatutos que se elaboraron con la asistencia del Padre Juan Bartnowski Ofm. Cap. En los cuales se establecía que a cada tres años debía ser electa la Directiva sólo con hermanos profesos de la Orden Franciscana Seglar.

A partir del año 2012, desaparecen los estatutos y entra en vigor un Reglamento Interno el cual establece que el Consejo de la Fraternidad local de la Orden Franciscana Seglar de San José La Arada, es el que asume automáticamente la conducción del Asilo de Ancianos “La Voz del Prójimo” por lo que desaparece la estructura de Directiva para dar paso la nueva modalidad ya mencionada.

No obstante lo dicho en el párrafo anterior, el Asilo de Ancianos “La Voz del Prójimo” continúa siendo el centro de apostolado de la Orden Franciscana Seglar establecida en varios municipios del departamento de Chiquimula. Automáticamente heredan este derecho y deber.

Este Asilo de Ancianos vino a unir de manera muy fraterna al padre Juan Bartnowski con las fraternidades de la Orden Franciscana Seglar y con los ancianos propiamente dicho, a tal grado que antes de morir cuando se encontraba consciente, escribió en su testamento que cuando fuera llamado a la presencia de Dios Padre, fuera sepultado en el Asilo de Ancianos, deseo que fue obedecido y respetado con amor fraterno. Así se hizo.

¿Cómo se sostiene el Asilo de Ancianos “La Voz del Prójimo”?

Todos los franciscanos seglares que trabajamos para este Asilo de Ancianos, unos como directivos y otros como miembros de la Asociación, pues nuestra personalidad jurídica nos identifica como Asociación Cultural de la Tercer Orden Franciscana Seglar, debemos hacerlo dentro del estricto término de apostolado; es decir, de manera gratuita, voluntaria y humanitaria; será siempre una obra de amor. Somos una Asociación religiosa de hombre y mujeres que tenemos un hogar y una familia que atender y un trabajo donde nos ganamos la vida, en razón de lo cual, al Asilo de Ancianos le ofrecemos nuestro tiempo libre. Por la naturaleza de los servicios de esta Casa, debemos tener un personal voluntario que preste sus servicios de manera permanente y quienes reciben un incentivo económico ó en víveres de acuerdo a las posibilidades de la institución para que los ancianos que están bajo nuestro cargo tengan siempre alguien que los atienda en sus diversas necesidades.

Para sufragar la diversidad de gastos que genera el funcionamiento del Asilo de Ancianos, los directivos y los socios de la Asociación, realizamos rifas de pequeños objetos, baratillos de ropa, calzado y otros objetos usados; tenemos una pequeña área de árboles frutales, cultivo de milpa, crianza y engorde de animales domésticos y a veces somos bendecidos con donaciones; es admirable la manifestación de la caridad pública con víveres, ayuda económica, artículos diversos. El asilo es frecuentado por centros educativos de todo nivel: escuelas, colegios y universidades, grupos religiosos, instituciones, personas y familias; de esta manera se manifiesta la asistencia de la Divina Providencia que nos anunció el Padre Juan cuando sólo se pensaba en la construcción de este centro de beneficencia.

El Asilo no recibe sostenimiento del Estado y se expone aquí para que nuestro contribuyentes estén informados y para evitar prejuicios.

En lo tocante al aspecto de la salud, tenemos una farmacia con medicamentos comprados y algunos que recibimos en concepto de donaciones; no es una farmacia que satisfaga totalmente las necesidad interna, pero es un anexo que prsta valiosos servicios; justo es mencionar que dentro de las limitaciones del centro de salud de la localidad, ocasionalmente nos han ayudado especialmente con los servicios de odontología; durante un largo tiempo, recibimos también la visita del médico del centro clínico de los frailes capuchinos de Chiquimula; también hemos recibido los servicios de estudiantes de medicina de las universidades que existen en Chiquimula. El hospital nacional de Chiquimula, también ha brindado sus servicios en diversidad de formas y ocasiones, tanto en consulta externa como en laboratorio y cirugías.

Los laboratorios clínicos privados ofrecen ayudas sustanciosas, servicios gratuitos y hay médicos que sólo cobran el 50% del costo de intervenciones quirúrgicas. Es alentador observar la sensibilidad social y humana que manifiestan muchos profesionales de la medicina cuando acudimos a sus clínicas solicitando sus servicios médicos para nuestros ancianos quienes en su mayoría lo hacen gratuitamente.

Esta historia fue escrita por el hermano Delfino López Alonzo que con su esposa Lubia Audelma Menéndez de López y hermanos de la Primera Promoción de la Orden Franciscana Seglar que le dieron impulso al surgimiento de esta valiosa obra de amor con el Padre Juan Bartnowski y hasta el momento siguen brindando su apoyo.